Abogados se retiran del caso
Chevron relativo a la sentencia ecuatoriana
Por Adam Klasfeld- Courthouse News Service
6 de mayo de
2013
MANHATTAN (CN)
Dos firmas de abogados ahora buscan retirarse del caso, luego de que sus
clientes no pueden afrontar el costo de defenderse de reclamos tras obtener de
manera fraudulenta una sentencia de 19 mil millones en contra de Chevron en
Ecuador.
"Esto es un caso extraordinario que se ha
transformado en una farsa al más puro estilo de Dickens”, escribió John
Keker, de la firma Keker & Van Nest de la ciudad de San Francisco, en una
moción de 15 páginas.
Efectivamente, el litigio que ha tomado ya dos
décadas, referente a contaminación petrolera en el Ecuador, ha sido
comparado con el caso de Jarndyce vs. Jarndyce, una obra de ficción en la
que varias generaciones de personajes creados por Charles Dickens mueren
antes de la resolución de un caso de disputa por una cuantiosa herencia.
El litigio relativo a la contaminación en
la región amazónica se inició en Nueva York en 1993, cuando decenas de
pobladores de la selva tropical demandaron a la empresa predecesora de Chevron,
Texaco, ante una corte federal de Manhattan, acusando a la compañía petrolera
de haber causado una crisis ambiental y de salud pública en la región en donde
habitan 30.000 personas.
En 2001, Chevron adquirió Texaco y convenció a
la corte de Nueva York para que permitiera que el caso se dirimiera en Lago
Agrio, Ecuador, en donde tuvieron lugar las perforaciones petroleras.
Una vez en el Ecuador varios jueces presidieron
el caso, siendo la mayoría de ellos recusados en medio de acusaciones de
corrupción y escándalos, antes de que en febrero de 2011, tras diez años de
litigar en el país, un juez finalmente ordenara a Chevron pagar miles de
millones de dólares.
Poco antes de que se emitiera el fallo, Chevron
demandó en Nueva York a Steven Donziger, abogado neoyorquino de los
ecuatorianos, afirmando ante un juez federal de Manhattan que el caso había sido
corrompido por sobornos, redacciones clandestinas y extorsión.
Aun cuando Lewis Kaplan, juez de distrito de
los Estados Unidos, emitió una orden preventiva que bloqueó la
posibilidad de cobro de la sentencia en cualquier parte del mundo, además de
establecer el inicio de un juicio para invalidarla, la corte del Segundo
Circuito anuló dicha orden judicial y detuvo el juicio. La Corte argumentó que
Kaplan no podía auto designarse como “árbitro internacional para ordenar al
mundo entero qué sentencias merecen ser respetadas y en qué cortes de qué
países deberían ser tratados como parias
internacionales”.
Sin inmutarse Kaplan determinó que la redacción
de la decisión aún le permitía fijar el juicio para el mes de octubre, cuando
se determinaría si la sentencia es o no ejecutable.
Antes del inicio de este juicio, Chevron ha
logrado aplastantes victorias relativas a sus acusaciones de fraude.
En los últimos meses los ecuatorianos han
perdido a Burford Capital, su principal respaldo financiero; a Stratus
Consulting, la firma científica que respaldó, pero ahora niega las
demandas sobre contaminación; y Alberto Guerra, el primer juez que presidió el
caso en el Ecuador y ahora sostiene haber sido sobornado para derrotar a Chevron.
Al firmar como testigo de Chevron, Guerra
entregó al gigante petrolero registros bancarios que muestran pagos mensuales
en efectivo por 1.000 dólares, los que supuestamente fueron realizados por un
empleado de los ecuatorianos.
Los ecuatorianos insistieron, en cada ocasión,
que Chevron habría acosado o sobornado a sus testigos para que hagan tales
declaraciones. Guerra, por ejemplo, ha recibido cientos de miles de dólares,
para aparentemente mudarse a los Estados Unidos bajo su protección.
Chevron no ha negado haber realizado tales
pagos y divulgó una transcripción de una reunión realizada el 13 de julio
de 2012 entre Guerra, un abogado de Chevron y un investigador privado,
que muestra una oferta de 20.000 dólares en efectivo contenidos en un portafolio,
hicieron notar los ecuatorianos.
En un giro irónico, la transcripción de la
conversación muestra a Guerra quejándose de haber estado enfermo durante dos
meses, luego de beber agua de un pozo ubicado en Sacha, un sitio petrolero en
donde Texaco y otras compañías petroleras realizaron actividades de perforación
petrolera.
Chevron ha contrastado su “transparente”
divulgación de la entrega de dinero de “protección” ofrecido a Guerra,
con la naturaleza “secreta” de los sobornos que sus adversarios supuestamente
pagaron.
"Si la mejor defensa de los abogados de
los demandantes respecto de su fraude es una especie de equivalencia forzada,
su caso es aún más frágil de lo que se ha informado”, dijo el portavoz de
Chevron, Kent Robertson.
Donziger el viernes anunció que sus abogados
desean retirarse del caso. En una declaración de prensa afirmó que “el objetivo
de Chevron de negar nuestros derechos al debido proceso en los Estados Unidos
agotando nuestros recursos financieros está funcionando”.
Smyser Kaplan & Veselka, la firma que
representa a dos de los 48 ecuatorianos a los que Chevron demandó, también
anunció su retiro.
Chevron ha presentado múltiples mociones para
finiquitar el caso a su favor, argumentando que el supuesto fraude perpetrado
en su contra es irrefutable.
Mientras tanto, los abogados de Donziger y los
ecuatorianos no guardan esperanza de lograr un resultado favorable y se quejan
de no pueden darse el lujo de costear el litigio.
"A través de un litigio en el que se ha
aplicado la política arrasar con todo, ejecutada por su ejército de cientos de
abogados, Chevron está usando recursos ilimitados para aplastar a los acusados
y ganar este caso por la fuerza más que por méritos”, escribió Keker en
el texto en el que comunica su retiro, y agrega, "Dicho de manera muy
simple, Donziger no puede pagar lo que se necesita para litigar efectivamente
en contra de una corporación rica y hostil ante una corte también hostil”.
Tanto la firma de Keker como Smyser Kaplan
estiman que sus clientes les deben más de 1,77 millones de dólares, por las
acciones que han tomado.
Donziger, un abogado educado en Harvard, con 20
años de experiencia, piensa defender su propio caso, y el abogado Julio Gómez,
con oficinas en Nueva York, quiere mantenerse como el único abogado de los
ecuatorianos.
Al referirse al éxodo de los abogados como “un
desarrollo sorpresivo” en el caso, el vocero de Chevron, Robertson, dijo:
“Ninguna persona, organización o gobierno que goce de una buena reputación
quisiera verse asociado a esta conspiración”.
Los ecuatorianos describen su maniobra como una
forma de reorientar el uso de su dinero y energías sacándolos fuera del “pobre
espectáculo” de Nueva York. Los demandantes han intentado cobrar la sentencia
en Argentina, en donde una corte ha congelado los activos de Chevron, así como
Brasil, donde el caso está aún pendiente y en Canadá, en donde un juez
recientemente falló a favor de Chevron.
La compañía petrolera perdió una apelación en
Argentina y los ecuatorianos anunciaron que apelarán el fallo en Canadá.
Entretanto, el Segundo Circuito este mes tiene
programado analizar si se debería rechazar el caso en Nueva York y
Chevron continúa atacando la sentencia en un arbitraje internacional presentado
en contra del gobierno ecuatoriano en Europa.