noviembre 06, 2011

ISAMIS continúan hostigando a ciudadania




Activistas de ISAMIS continúan hostigando a la ciudadanía, esta vez en el cementerio.

Nueva Loja, 5 de Noviembre de 2011- Sucumbíos Información.- El pasado 2 de noviembre, día de los Difuntos, un grupo de activistas de ISAMIS causaron conmoción en el cementerio de Nueva Loja, mientras el padre Luis Satián (sacerdote de la arquidiócesis de Guayaquil enviado por la CEE, para ayudar en labores pastorales en este Vicariato), se disponía a celebrar las Misas por los difuntos.


P. Edgar Pinos de ISAMIS
(sacerdote que está en
rebeldía contra la Santa Sede)
Hna. Julia Morán (religiosa que está
en rebeldía contra la Santa Sede
Después de que unos parroquianos de la Iglesia Jesús Resucitado del sector norte de la ciudad, consiguieron colocar una tarima y arreglar el altar para la celebración eucarística por los Difuntos en el cementerio, y mientras el P. Luis Satián se ornamentaba, llegó de improviso el sacerdote de ISAMIS, Edgar Pinos junto con la Hna. Julia Morán (Tanto él como ella están en rebeldía contra la Santa Sede) y con un grupo de activistas de ISAMIS, se impusieron diciendo que ellos se encargarían de toda la ceremonia, esto causó malestar en los feligreses que se decían unos a otros “estos isamitas no respetan ni a los difuntos”, esto sucedió alrededor de las 9:00.

Los asistentes inmediatamente se dispusieron a retirar a los rebeldes, pero éstos se resistieron; mientras tanto una activista de ISAMIS violentamente agarró el brazo de la parroquiana que había arreglado el altar; con voz fuerte y decidida, la indefensa señora llamó a la policía, en ese momento la soltó y salió corriendo, por lo que no se la pudo identificar. Mientras tanto la feligresía en alta voz manifestaba su rechazo y pedían al sacerdote de ISAMIS que se retirase, pero éste no quiso y se dirigió con insultos a los que estuvieron más cerca de él.

Por fin llegó la policía a poner orden y ágilmente el P. Edgar Pinos se subió a la tarima y se dispuso a echar al P. Luis Satián, pero los presentes reaccionaron de inmediato, la coordinadora le dijo al Padre Luis: “tenga la bondad de ser Ud. quien oficie la Misa, porque Ud. está en obediencia con la Santa Sede, y lo a mandado el Papa a través de sus superiores, y Ud. Señor Pinos, tenga la bondad de bajarse" y el padre Pinos replicó e hizo gestos de que no se bajaría, a lo que la gente respondió haciendo referencia a sus escándalos morales que son conocidos por todos aquí en la provincia, los cuales no mencionaremos en esta nota y además hicieron referencia a la corrupción económica de ISAMIS con el caso de “los 11 del Putumayo”; con esto tanto la Hna. Julia como el P. Pinos quedaron sin palabras.

Al final, los fieles  viendo que los activistas de ISAMIS no cedían, y queriendo que se celebre la Misa por sus difuntos, dejaron que el P. Pinos concelebre y “nada más”. 


Pero esto no fue suficiente ya que en la tarde el sacerdote insurrecto “regresó con siete más”, entre ellos el P. Pablo Torres y el P. Raúl Usca (clérigos que igualmente están en rebeldía contra las autoridades eclesiásticas y que en meses pasados se manifestaron contra los Heraldos del Evangelio por ser una congregación enviada por la Santa Sede).

P. Pablo Torres de ISAMIS
P. Raúl Usca de ISAMIS
Antes de empezar la Misa de la tarde, ya estaban ubicados alrededor de la tarima un buen número de policías, lo que neutralizó cualquier acción de los activistas de ISAMIS.

Un isamita pidió a uno de los policías, que dejase subir a los tres sacerdotes de ISAMIS, pero el policía respondió: "No, aquí solo dará la Misa el padre que esta aquí a mi lado, y no subirá nadie más, así que por favor retírense de la tarima”.

Con esto, y viendo que no podían hacer más, los activistas de ISAMIS se retiraron a mitad de la Misa, mientras el P. Pablo Torres, se dirigía a los presentes con palabras censurables.

Al terminar la Misa El P. Luis Satián tuvo que salir con resguardo de cuatro policías. Los moradores de Nueva Loja denuncian a los activistas de ISAMIS por ser causantes un sinnúmero de disturbios en la urbe; saliendo del cementerio fue común escuchar manifestaciones de rechazo contra ellos: “estamos cansados de los isamitas”, “no respetan ni a los muertos”.

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