Las acusaciones de los abogados demandantes sobre contaminación de aguas contradicen tanto al presidente del Ecuador como a la evidencia legítima.
De manera sistemática, los representantes de los demandantes de Lago Agrio han hecho falsas y engañosas declaraciones sobre la contaminación petrolera de los ríos y arroyos de la región amazónica del Ecuador. Las afirmaciones de que el agua está contaminada por petróleo, y aún por las operaciones petroleras de Texaco, se contradicen con la evidencia científica legítima presentada en el juicio contra Chevron y con el presidente Rafael Correa, quien en el pasado ha apoyado públicamente a los abogados norteamericanos detrás de la demanda contra la empresa.
El 9 de junio, el presidente Correa dijo lo siguiente en su programa de todos los sábados : “El mayor factor contaminante para nuestra agua dulce son los desechos, las aguas servidas de las ciudades…como la contaminación del Río Tena, no es el petróleo, la minería, son las aguas servidas de Tena”. Esta no es la única vez que el presidente ha dicho lo mismo. El 22 de marzo, en un canal local de televisión, afirmó: “¿Sabe cuál es la principal causa de contaminación de nuestros ríos, del agua dulce que dicen defender? Las aguas servidas de las ciudades, que todos las botan en los ríos porque nunca se ha invertido en alcantarillado, en infraestructura sanitaria…”
Nuevamente, el 24 de marzo reiteró lo aseverado y dijo: “La principal causa, el principal peligro para el agua dulce del Ecuador no es la minería, no es el petróleo, ni siquiera la agricultura…. Son las aguas servidas de las ciudades que se botan a los ríos, a los lagos, como en el lago San Pablo.”
Las acertadas observaciones del Presidente confirman las conclusiones presentadas por Chevron durante el proceso de Lago Agrio. Las exhaustivas pruebas realizadas por los expertos de la compañía en los ríos, arroyos, agua de pozo y fuentes municipales de agua en la antigua área de concesión, resultaron en el análisis de más de 7.000 muestras de agua tomadas en 250 puntos distintos. Más del 99 por ciento de estas pruebas cumplieron con los estándares para análisis de hidrocarburos de petróleo en agua potable, establecidos por la Organización Mundial de la Salud y por la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés). Sin embargo, el 79 por ciento de las muestras de agua de consumo recolectadas en el área contenían coliformes fecales o bacterias de E. Coli en niveles muy superiores a los estándares establecidos para agua potable, básicamente debido a la falta de servicios sanitarios en la región.
La abrumadora evidencia científica demuestra que las acusaciones hechas por los demandantes de contaminación del agua por petróleo son falsas y esto lo saben muy bien us abogados. Cuando la evidencia legítima desmintió sus acusaciones, no tomaron lo que hubiese sido la decisión ética de admitir su error, sino que optaron por el fraude.
Para obtener mayor información sobre las conclusiones de Chevron en relación a las fuentes de agua ubicadas en la antigua área de concesión, puede consultar este informe, y este y este, que fueron preparados y presentados ante la Corte Provincial de Sucumbíos en el 2008 y el 2010.