agosto 28, 2015

Caficultores de Sucumbíos y Orellana, sin apoyo de Instituciones del Estado.

Eloy Torres (conocido comúnmente como “El Panita
  El Eno.- El sábado 8 de Agosto, Don Eloy Torres “El Panita” dijo que para comprobar que las denuncias que él, al igual que sus compañeros, las están realizando, ante los medios de comunicación; es con el propósito de dar a conocer al Gobierno Central y Ministerios; son fundamentados y para comprobar lo dicho, contó su propia historia. Hace 2 años invertí unos 200.000.00 dólares, en unas 40 hectáreas de café y en la actualidad se encuentran de cosecha, pero lamentablemente prefiero que se pierda el fruto, antes que cosecharlos, manifestó.
La misma historia lo están pasando el resto de caficultores de Sucumbíos y Orellana, sembraron algunas hectáreas de café, pensando que iba a ser rentable, pero lamentablemente se endeudaron con el banco, hipotecando las fincas, con el propósito de realizar el mantenimiento, hasta que produzca el cafetal y pagar el préstamo. Hoy no saben cómo solventar la deuda y solo esperan la voluntad política de las Autoridades para que les echen una mano, por lo menos colocando un centro de acopio, donde les paguen un precio razonable
Hoy sus sueños de tener su cafetalito como sustento de sus familias, se fue al piso, por la falta de apoyo de las autoridades, que prácticamente los están llevando a la quiebra.


La quiebra de los caficultores se ha generado por desatención de entidades de Gobierno.
En la Asamblea llevada a cabo en la Piladora “Panita” en el Eno cantón Lago Agrio, (apelativo del propietario de la piladora) con caficultores de Orellana y Sucumbíos coincidieron en:
1.- Denunciar públicamente el total abandono que vienen siendo objeto por parte del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAGAP).
2.- Que Agrocalidad, no solo se dedique a sancionar, sino también a dar soluciones.
3.- Que los bancos faciliten préstamos a los agricultores, sin trámites engorrosos, y     
4.- Que el (MAGAP) ubique un centro de acopio en el límite de las dos provincias, con la intención de obtener mejores precios y  que se pague de contado.
Debemos anunciar que realizamos este tipo de denuncias ante la Presidencia de la República y demás organismos del Estado, porque estamos cansados de solicitar a las diferentes delegaciones de los ministerios locales, pero no somos atendidos

Las consecuencias que vienen enfrentando los caficultores son catastróficas.
Tienen que pagar a un trabajador 15 dólares diarios, más el almuerzo; mismo que cosecha un bulto y en el mejor de los casos dos, luego tienen que pagar a alguien que los recoja hasta la bodega, de ahí deben trasladarlos hasta donde los venden a 12 dólares por quintal;  la pregunta es, ¿para qué cosecharlo si no nos queda más que el cansancio? ¡Preferible que el producto se caiga en la mata y no seguir perdiendo! dijeron. Todo esto sin contar la limpia del terreno, el abono, insumos varios y el control de plagas; entre las enfermedades más peligrosas, está el taladro, una nueva enfermedad que termina con todo el cultivo en poco tiempo; la roya y la broca entre otros. Entonces para qué trabajar a pérdida.