Principio y fin de la patria.
Anclado en la
Amazonía ecuatoriana, al nororiente de la provincia de Sucumbíos se encuentra
una biodiversidad natural y cultural, un escenario de magia, belleza y encanto
que nos hace pensar que Putumayo es un lugar privilegiado por Dios.
Custodiado por
dos afluentes principales Rio San Miguel y Putumayo, motores de desarrollo e
integración, a través de una de las actividades principales el comercio, la
pesca; pero motivo de sorpresa cuando las aguas crecen y provienen las
inundaciones como la última ocurrida en julio del año anterior, luego de casi
30 años que no se vivió algo similar.
En este mes de
abril este rincón patrio ubicado en zona de frontera limitando al norte con
Colombia, al sur con el cantón Cuyabeno, al este con la hermana república de
Perú y Colombia y al oeste con el cantón
Lago Agrio y Colombia; celebra sus 44 años de cantonización, de lucha y de
trabajo para los putumayenses.
Desde hace cuarenta
y cuatro años, en 1969, en la presidencia de José María Velasco Ibarra,
mediante Decreto Ejecutivo 069; se vio cristalizado el sueño de aquellos
hombres y mujeres, que dejaron sembrado el futuro para quienes hoy habitamos
esta hidalga tierra; llena de costumbres, donde aún se aguardan las más
deliciosas y exóticas tradiciones.
La gastronomía
emana el sabor natural que es sinónimos de salud y bienestar de ahí que se
habla de las bondades curativas del mayón (mojojoy), los maitos, el verde, la
yuca, o platos tradicionales como la mazamorra, tapado de yuca, caldo de
pescado, sancocho de gallina, todo esto acompañado de una shilla (tazona) de chicha preparada en la allpa manga (olla
de barro)
Los hombres y
mujeres putumayenses, en su mayoría se dedican a las tareas del campo, a la
agricultura con el cultivo principalmente de cacao, yuca, plátano entre otros;
a la ganadería; cuidado de los hijos, y en los tiempos libres con sus agiles
manos realizan las artesanías con las semillas de San Pedro, artesanías en
balsa, canastas de pikihua o yaré, las shigras de chambira, quillas y otros.
Cada una de sus
parroquias, Palma Roja, Puerto Rodríguez, Puerto Bolívar, Santa Elena y la
urbana Puerto El Carmen, tienen su propia historia, sus dificultades por
situaciones geográficas, y por aquella mala propaganda que se ha difundido a
nivel nacional, de que es un pueblo lleno de conflictos e inseguridades; pero
no pasa de ser la percepción de quienes solamente nos visitan cuando lo
negativo aflora. No tratamos de ocultar la problemática real, esta no es ajena
a quienes habitamos en este sector, pero dentro de la radiografía general de
Putumayo, no podemos pasar por alto el escenario natural y cultural que
poseemos.
El Vocero
Amazónico se une al festejo de este pueblo valeroso y luchador, centinela de
nuestra patria.