noviembre 30, 2012

opinión Se viene una nueva crisis, de alimentos.







Por: Antonio Carlos M. Guimaraes.
Después de la crisis global de energía en los años 80 y 90, y de la financiera de 2008 hemos empezado a identificar una nueva crisis, la de los alimentos, como la próxima amenaza al desarrollo de la humanidad. Aún pocas personas identifican este riesgo, subvaluado el efecto del alza de los precios desde 2008. China tuvo una importación récord de alimentos en marzo del 2012, seis veces más que la de marzo del 2012 y el 50% más que la de febrero del año en curso.
Las economías emergentes, principalmente las de china e India, aumentaron su población y su renta per cápita y por tanto la demanda de alimentos. Eso sumado a un alza en la renta per capital mundial y a la urbanización, ha cambiado los hábitos de consumo de alimentos hacia niveles jamás alcanzados.
La agricultura necesita aumentar su producción de granos para que la creciente demanda de alimentos se equilibre. Sin embargo, nuevos estándares de sustentabilidad proveniente de la efectiva preservación ambiental de los bosques y reservatorios de agua, sumados a efectos climáticos más y más inciertos e intensos, se corre el riesgo que el aumento de la producción agrícola no tenga la misma velocidad de la demanda.
Dos factores contribuyentes al crecimiento de la producción agrícola: primero, la expansión de hacia nuevas áreas, que hoy se encuentran muy limitadas por las nuevas legislaciones ambientales y de preservación de las áreas de bosques; segundo, el aumento de la productividad por medio de nuevas tecnologías provenientes de la Investigación y Desarrollo en la industria de soluciones agrícolas, semillas biotecnológicas, e irrigación.
A pesar de las inversiones de $7 billones al año, de estas industrias, que se esfuerzan por obtener mayores beneficios de producción en la misma área donde se plantaba anteriormente, puede que la productividad no crezca tan rápido como el consumo de alimentos debido al alto impacto de climas, que generan sequias e inundaciones.

Solo en 2012 han ocurrido pérdidas del 30% en la producción de maíz en Argentina y del 20% en el sur de Brasil debido a las sequias que hubo en aquellas regiones en los meses de diciembre y enero.
¿Y qué pasará si la demanda de alimentos superara la capacidad de producción agrícola en los próximos años? Los precios de los productores básicos agrícolas continuarán aumentando, la inflación en los países importadores de alimentos se puede subir.
El número de las personas que padecen hambre en el mundo, según la FAO, es de 1.00 millones y crecerá, generando un gran impacto en la política mundial. Además, se debe considerar que muchos países desarrollados son importadores de alimentos, lo que hace que la crisis financiera actual se agudice y extienda por más tiempo.
Todo esto pone la humanidad delante de una crisis de alimentos aún poco comprendida por los gobernantes, pero que podrá ganar dimensiones mayores si no se actúa rápidamente.
El WBCSD (Word Business Council for Sustainable Development) con el apoyo de 200 compañías de 20 países han desarrollado y presentado en el trabajo Visión 2050, las iniciativas para ayudar a la humanidad a visualizar el efecto potencial de esta crisis de alimentos si no se cambiamos nuestros hábitos de consumo actuales.
El mundo se debería preocupar más con la crisis que se presentará en los próximos años, pero los gobiernos tienden a ignorar los indicadores continuando con su gestión “en la esfera del confort”. La pregunta es ¿Seremos sorprendidos por la crisis de los alimentos en los próximos años?