noviembre 24, 2012

Página. 1 Editorial




FISCALIZADORES VS. FISCALIZADORES.

Los términos son muy parecidos y hasta se confunden, pero esto último ocurre, cuando el o la Concejal (a) se han confabulado con el contratista, para sacarle jugosa ganancia a una obra; dicho en otras palabras, no debe estar de acuerdo con las cláusulas del contrato, tiene que haber el infaltable reajuste de precios y los consabidos contratos complementarios.
Pero a veces ocurre, que cuando las y los Concejales son honestos y se dedican a su verdadera labor de fiscalización, es decir hacen lo que el Pueblo les ordenó que hagan y por lo que ganan un sueldazo, a pesar de que el Alcalde no esté de acuerdo que le dañen su negocio; estas o estos Concejales, a pesar de que existen raras excepciones de que hagan lo correcto, se exponen al poder político, económico y administrativo; por ejemplo no tienen carro a la puerta, peor aún prebendas de ningún tipo, de las que gozan las y los Concejales alcahuetes y levanta manos, para aprobar todo lo que se le viene en gana al Alcalde.
A estas y estos Concejales el Pueblo los tiene muy bien identificados y ojalá no se les ocurra aventurarse a pretender siquiera lanzarse a alguna candidatura, porque le han fallado al pueblo y han trabajado, solo para su beneficio personal; pasan a ocupar el sitio de las autoridades pasajeras y efímeras, tristemente célebres, en algunos casos señaladas con el dedo, por sus descarados actos de corrupción y deshonestidad.
La competencia desleal generada entre los dos fiscalizadores se vuelve dramática, porque al uno lo puso el Pueblo (Concejal o Concejala) y al otro lo puso el Alcalde o Prefecto, según sea el caso; por esa razón es que los segundos, tratan de quedar bien con su Jefe y casi siempre están trabajando coordinadamente, para que todo salga bien y que no quede huellas, del “ lleve” en mano.
En esta lucha desleal y desigual, los avezados fiscalizadores protegidos por el Alcalde, quieren siempre imponer su voluntad y la de su jefe, y adoptan actitudes groseras y atrevidas en contra de los concejales honestos, que quieren que las cosas se hagan bien; incluso algunos llegan al extremo de amenazar a la autoridad del Concejal; se creen con muchas ínfulas. Algunos dicen en términos vulgares, que se creen “culazos”. (Con el debido respeto del lector). Es que a veces a las cosas hay que llamarlas por su propio nombre y sin reservas ni hipocresías.

Hemos quedado estupefactos al ver un video, que graba una discusión de estos fiscalizadores enfrentados, dejándonos sin palabras de respuesta, sobre todo porque el dinero mal habido, los ha llenado de soberbia y prepotencia, los ha entontecido y los ha vuelto insensibles y sobre todo irreconocibles; por favor no se mareen tanto, despierten, ubíquense y pisen sobre la tierra; esto es pasajero, no se les olvide que los cargos pasan y las Instituciones quedan.
Lo triste de todo esto, es que el único perdedor de esta batalla es el Pueblo, por eso debemos pensar dos veces cuando elegimos a nuestros representantes, cuando están de candidatos son una mansa paloma y se visten de oveja, pero después sacan las uñas y son verdaderos lobos y aves de rapiña, pero de alto vuelo; que no tienen escrúpulo y vergüenza alguna.  Cuidado con esa gente, porque con la plata mal habida, hasta pueden mandar a matar, a quien les hace estorbo a sus pretensiones o mezquinos intereses.